(Nuestra vida fue definida por la crítica italiana como un retrato profundo de la Italia actual)
En las funciones de mañana, a las 20 y 22, en carácter de preestreno,
y como es habitual ya desde hace muchos años en la sede de la
Asociación Médica, España 401, se podrá ver el film de origen italiano
Nuestra vida, (La nostra vita), film de Daniele Luchetti, realizador de
origen romano nacido en 1960, a quien tenemos presente por su labor como
asistente de dirección en Aprile de Nanni Moretti, en el 98, y como
director, ya desde el 88, por ese excepcional film que es Sucederá
mañana (Domani accadrá), seguido por La investigación (Il portaborse)
estrenado dos años después, hoy considerado ya un clásico.
Tras varios films que aquí no se dieron a conocer, finalmente, en el
2008, y tras su premiación, se estrenó en nuestro país Mi hermano es
hijo único, film que nos acerca a un conflicto de orden familiar, desde
perspectivas ideológicas enfrentadas, en el arco de los 60 a mediados de
los años 70. En este, su octavo film, Daniele Luchetti pasa revista a
los comportamientos generacionales, a los contrapuntos entre diversas
posiciones que se plantean desde dos hermanos, uno ligado al mundo de la
fe, seminarista; el otro, comprometido con las ideas y el accionar de
la izquierda de su momento; ambos, interpretados por Elio Germano y
Riccardo Scarmaccio, respectivamente.
Es ahora nuevamente Elio Germano el protagonista de este film,
Nuestra vida, (La nostra vita), que Cine Club Rosario va a presentar
mañana en su Función Aniversario. Y por su labor en el mismo como obrero
de la construcción que cumple sus horas en la periferia de Roma, como
padre de familia que está a la espera de su tercer hijo, mereció el
premio a la mejor interpretación en la edición del Festival de Cannes
del 2010, junto a Javier Bardem, éste por Biutiful.
Desde un guión de Sandro Petraglia, Stefano Rulli y el mismo
director, Nuestra vida, fue definido por la crítica italiana como el
retrato más profundo que el cine de ese momento ofrecía, desde el punto
de vista sociológico, sobre la Italia actual; libre de todo esquematismo
ideológico y en el seno de toda una conflictiva familiar, a la que
pertenece su protagonista, Claudio. Y que al igual que en La prima cosa
bella de Paolo Virzi no le teme a los sentimientos, a los momentos que
emocionan, a los estados de ánimo, en relación con las crisis de
angustia y de felicidad por los que pasan sus protagonistas.