«Se tu non torni/Non tornerà neanche l’estate/E resteremo qui io e
mia madre/A guardare la pioggia», cantava Miguel Bosé. Ed è un verso che
sa di sospeso, di passato, di nostalgie, anche se parla al futuro.
Peraltro sembra descrivere alla perfezione la diapositiva che ci regala
l’ospite di oggi. È un nostro divo del cinema. Ha un fisico da nuotatore
della Nazionale qual era, e due occhi da sogno, e oggi che è vicino ai
50, e ha due famiglie, una con l’ex moglie Chiara Giordano, con cui ha
avuto due figli, Alessandro Leon e Francesco, e una con la compagna, Rocío Muñoz Morales, con cui ha due bambine, Luna e Alma Bova, sulla copertina di Vanity Fair ci ha raccontato di una vita passata «in sottrazione» con l’ansia di piacere a tutti.
Del pianto, della rabbia, della depressione. Il bello d’Italia è stato
piccolo tra la fine degli anni Settanta e l’inizio degli anni Ottanta (Cosa resterà di questi anni 80?) quando in Tv ci affascinavano Yuppidu di Adriano Celentano, La casa nella prateria, Happy Days, Goldrake e Lady Oscar, in radio andava Il triangolo
di Renato Zero e Gioca Jouer di Cecchetto, si giocava a Palla
avvelenata, Monopoli e Mondo, si mangiava la girella e il buondì Motta
al cioccolato. Venivamo dal decennio della
partecipazione civile e delle riforme, delle vittime e dei carnefici,
della fine di Carosello e dell’inizio della Tv a colori, c’erano i
rapimenti, le stragi e la paura. (The final countdown)
Nato a Roma il 14 agosto 1971, figlio di Rosa e di Giuseppe, dipendente di Alitalia,
Gioca con noi a Chiudi gli occhi, torna bambino, Raoul Bova
«Se chiudo gli occhi e torno bambino mi viene in mente l’estate in
Calabria a Roccella Ionica in un posto di mare dove c’erano le sdraio e
io in braccio a mia mamma guardavo il cielo, guardavo le stelle e nella
luna rivedevo il volto di mio papà, perché mi mancava molto, costretto a
lavorare a Roma mentre eravamo al mare, e non vedevo l’ora arrivasse. E
tuttora quando guardo la luna mi sembra di vederlo. Poi se chiudo gli
occhi ricordo anche una casa di quando ero bambino: le mattonelle a
forma di fiore marroni gialle e bianche, una cosa non bellissima. Mi
ricordo poi l’odore del fritto che arrivava dalla cucina, perché mia
madre preparava la pizza fritta napoletana o i supplì o le cotolette.
Quando tornavo a casa c’era spesso questo odore».
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"Si no vuelves / no volverás ni siquiera en verano / Y mi madre y yo nos quedaremos aquí / Mira la lluvia", cantó Miguel Bosé. Y es un verso que huele al pasado, a la nostalgia, incluso si habla del futuro. Además, parece describir perfectamente la diapositiva que nos ofrece el invitado de hoy. Él es nuestra estrella de cine. Tiene el físico de un nadador nacional que era, y dos ojos soñados, y hoy tiene cerca de 50 años, y tiene dos familias, una con su ex esposa Chiara Giordano, con quien tuvo dos hijos, Alessandro Leon y Francesco. y uno con su compañera, Rocío Muñoz Morales, con quien tiene dos niñas, Luna y Alma Bova, en la portada de Vanity Fair nos habló de una vida gastada "en resta" con la ansiedad de complacer a todos. Llanto, ira, depresión. La belleza de Italia era pequeña a finales de los años setenta y principios de los ochenta (¿Qué quedará de estos 80?) Cuando en la televisión, Yuppidu nos fascinó con Adriano Celentano, La casa nella prateria, Happy Days, Goldrake y Lady Oscar, en la radio salió El triángulo de Renato Zero y Play Jouer di Cecchetto, se jugó Poisoned ball, Monopoly and World, nos comimos la girella y el buondì Motta con chocolate. Venimos de la década de participación civil y reforma, de víctimas y verdugos, del fin de Carosello y el comienzo de la televisión en color, hubo secuestros, masacres y miedo. (La cuenta regresiva final)
Nacido en Roma el 14 de agosto de 1971, hijo de Rosa y Giuseppe, un empleado de Alitalia,
Juega con nosotros para cerrar los ojos, vuelve bebé, Raoul Bova
«Si cierro los ojos y tengo un hijo, puedo pensar en el verano en Calabria en Roccella Jónica, en un lugar costero donde había tumbonas y estaba mirando el cielo en los brazos de mi madre, mirando las estrellas y en la luna vi la cara de mi padre, porque lo extrañaba mucho, me obligaron a trabajar en Roma mientras estábamos en el mar, y no podía esperar para llegar. Y aún cuando miro la luna, parece que lo veo. Luego, si cierro los ojos, también recuerdo una casa de cuando era niño: los azulejos amarillos y blancos con forma de flor marrón, algo no muy hermoso. Entonces recuerdo el olor a comida frita que venía de la cocina, porque mi madre hacía pizza napolitana frita o bolas de arroz o chuletas. Cuando llegaba a casa a menudo había ese olor ».
Nacido en Roma el 14 de agosto de 1971, hijo de Rosa y Giuseppe, un empleado de Alitalia,
Juega con nosotros para cerrar los ojos, vuelve bebé, Raoul Bova
«Si cierro los ojos y tengo un hijo, puedo pensar en el verano en Calabria en Roccella Jónica, en un lugar costero donde había tumbonas y estaba mirando el cielo en los brazos de mi madre, mirando las estrellas y en la luna vi la cara de mi padre, porque lo extrañaba mucho, me obligaron a trabajar en Roma mientras estábamos en el mar, y no podía esperar para llegar. Y aún cuando miro la luna, parece que lo veo. Luego, si cierro los ojos, también recuerdo una casa de cuando era niño: los azulejos amarillos y blancos con forma de flor marrón, algo no muy hermoso. Entonces recuerdo el olor a comida frita que venía de la cocina, porque mi madre hacía pizza napolitana frita o bolas de arroz o chuletas. Cuando llegaba a casa a menudo había ese olor ».