¿Cuál es la lección más importante que aprendiste durante el encierro?
Muchos dicen que han aprendido a hacer pizza,pero me di cuenta de que el tiempo, precisamente porque se ha detenido en este período, no debe desperdiciarse. Yo lo he usado como un momento de reflexión.
¿Para escribir tu libro?
También. Siempre he tenido un diario en el que anoto todo, ideas, preguntas. En los recientes momentos de soledad, escribo sobre mis pensamientos, que luego se convirtieron en una colección.No es que tenga todas las respuestas, nadie las tiene, pero debemos seguir: aferrarnos a los principios y adaptarnos a los cambios sin comprometer la propia identidad.
¿De quién lo aprendiste?
De papá, él me decía: nunca te quedes sin hacer nada, ocúpa tu tiempo al máximo, evitar perder el tiempo. De ahí fue el empuje hacia el deporte, donde la competición más importante es contigo mismo.
¿Está a punto de llegar un "pero?
El pero siempre llegaba en un momento donde no puedes soportarlo más. Y es lo más bonito:
si lo superas y no te rindes, encontrarás energías más fuertes y maravillosas satisfacciones esperándote. La carrera debe completarse, a cualquier costo.
¿Has trasmitido esa tenacidad a sus hijos enseñándoles a nadar?
Sí, pero yo no les he impuesto nada, los dejé libres para decidir porque no lo vivieron como un castigo. Tienes que tener cuidado con los hijos: a menudo temen no lograrlo y relacionan una caída física con una serie de otras inseguridades.
¿Qué rol tuvo tu madre en tu infancia?
Me di cuenta mientras rodaba la serie. Mamá era fundamentalmente la unión familiar, especialmente en momentos de incomunicabilidad con mi padre, un hombre decidido, del sur.
¿Te pareces a ellos como padre?
Mi generación creció con una prohibición cuya razón no se entendió. No era algo que tuviera argumentos, tus padres decían: "Esto es así".
Luego creció la ira hacia la autoridad y la sensación de sufrir una injusticia...y los errores se acabaron repitiendo. En cambio yo, tiendo a dar explicaciones y estoy listo para volver sobre mis pasos si es necesari.
Como Guido, el protagonista de Buongiorno mamma. ¿Sientes que hay similitudes con él?
Sí, además Guido busca la coherencia.
Un padre debe centrarse en compartir, pero también en crear una distancia entre el concepto de padre y de amigo, de modo que haya un respeto. Un hijo debe conquistar la vida, tener esperanza, pero sin lastimarse.
¿Cambia mucho ser padre de un chico o de una chica?
Creo que la relación es independiente del género porque nace de una complicidad. Una hija es muy dulce, la otra es muy eufórica, un hijo tiene un instinto musical, el otro un enfoque más práctico.
¿La edad marca la diferencia?
Cierto, cambia el tiempo, cambian los peligros y cambias tú. Hoy, puedo decir, que en lugar de preocuparme el toque de queda a las 10, insisto en que fotos publican en las redes, en los intercambios en los chats.
¿Las redes sociales han revolucionado las relaciones?
Las relaciones ya no son presenciales, con miradas y emocionales, pero se ha convertido en un juego mental basado en la astucia. No quiero parecer antiguo, pero las redes sociales han afectado la socialización, la forma de contar y expresarse: a mí me intentaron hackear la cuenta de Instagram y yo lo veo como una invasión de mi privacidad, además de una extorsión por dinero. Obviamente lo denuncié a la policía.
¿Por qué hablar de la paternidad es importante en esta serie?
Porque habla de las dificultades de la familia pero también de la unión y de la importancia del afecto a través del diálogo.
Guido es director, ¿tiene relación con la autoridad?
Me gustar pensar que es un hombre no un héroe inmaculado, pero como un ser humano como todos, a quien se le permite cometer errores. Las reglas, ya sabes, a nadie le gustan pero creo que sirven para darte libertad y no para quitártela
¿Una regla con la que no eres transigente?
La ética del trabajo: mis hijos tienen presentes que en la vida hay que esforzarse estudiando. Estudiar y empeñarse sin usar atajos. Ese ese el amor más importante.